Impulso hacia la integración económica
El golpe parlamentario contra el presidente paraguayo Alejandro Lugo,
en la continuación del programa elaborado por Estados Unidos para
desestabilizar a los gobiernos progresistas de América Latina se
convirtió, en esta ocasión, en una de las mayores derrotas de Washington
pues el hecho facilitó la incorporación de Venezuela al MERCOSUR e impulsó la integración regional.
Estados
Unidos y la derecha latinoamericana le fueron primero con todo, en
junio de 2009, a Honduras cuando ese país se integró a la Alianza
Bolivariana
para los pueblos de Nuestra América (ALBA), en un intento por destruir
la fuerza integradora que recorría el hemisferio sur. El resultado ha
sido más pobreza y aislamiento para esa nación centroamericana.
En
estos últimos años se han realizado fallidos golpes de Estado contra
Venezuela, Ecuador, Bolivia y se ha tratado de desestabilizar
internamente a Nicaragua y Argentina.
En junio le tocó el turno a
Paraguay cuando las fuerzas de derecha realizaron un golpe de Estado
parlamentario contra Lugo, acción que como boomerang, provocó la
suspensión de esa nación sudamericana del MERCOSUR y a la par propició
la entrada de Venezuela al organismo.
Desde el 4 de julio de
2006, los miembros del grupo habían aprobado que Caracas formara parte
del organismo, decisión refrendada por los parlamentos de Argentina,
Brasil y Uruguay pero bloqueada por el Congreso paraguayo.
Washington
nunca pensó que la destitución de Lugo abriría las puertas a
Caracas, que fue aceptada inmediatamente en la Cumbre del 29 de junio
pasado en Argentina (no se le permitió asistir al sucesor de Lugo,
Federico Franco) y oficializada en otra reunión extraordinaria llevada a
cabo el 31 de julio en Brasilia.
De esta forma, el MERCOSUR ganó
una nueva dimensión geopolítica al incorporar las porciones amazónicas,
andina y caribeña, extender el bloque económico desde el extremo sur
hasta el norte del continente, y contar con las tres grandes cuencas de
los ríos Orinoco, Amazonas y La Plata.
El comercio entre Venezuela
y los cuatro países del grupo se elevó, pese al bloqueo durante seis
años del parlamento paraguayo, de 2 000 millones de dólares en 2006 a 8
500 millones de dólares en 2011.
Qué aporta Venezuela
Con
las reservas de petróleo más grande del mundo, equivalente a 297 000
millones de barriles, y la perspectiva de elevar la producción hasta 4
000 000 de barriles diarios para el 2014, Caracas aportará
su gran potencial energético y las experiencias llevadas a cabo en los
últimos años sobre desarrollo integral (salud, educación, vivienda,
alimentación) a favor de la población.
No solo será petróleo, gas y
petroquímica lo que ofertará a sus socios sino también turismo de playa
y productos de la industria metalmecánica, equipos tecnológicos y
servicios de comercio electrónico on-line
La
nación bolivariana incrementará el intercambio comercial con Brasil,
Argentina y Uruguay cuyo primer adelanto fue la firma de sendos
convenios en la misma fecha de su incorporación.
A Brasil le
compró seis aviones comerciales Embraer E-190 con opción de adquirir
otros 14 jets por un total de 900 millones de dólares. Esos modelos son
fabricados por la empresa Embraer y contribuirán al fortalecimiento de
la línea aérea estatal bolivariana.
Con Argentina se suscribió un
acuerdo entre las empresas estatales petroleras de ambas naciones, YPF y
PDVSA para la participación conjunta en el megaproyecto de la Faja del
Orinoco, además de la venta de crudo a Buenos Aíres.
Asimismo,
Montevideo y Caracas anunciaron la creación de una línea de transporte
marítimo que comunicará a ambas naciones, con escala en el puerto de
Santos, en Brasil.
La flota constará de tres buques, que
transportarán productos pertenecientes a la balanza comercial entre
Caracas y Montevideo, como arroz, productos cárnicos y medicamentos.
Al
sumarse la nación bolivariana, el MERCOSUR tendrá un Producto Interno
Bruto (PIB) de 3 300 millones de dólares (a precios corrientes), que
representa el 83,2 % del PIB de Suramérica; una población de casi 300
millones de habitantes, correspondientes a 70 % del total regional, y un
territorio de 12,7 millones de kilómetros cuadrados, 72 % del área del
subcontinente.
En 1990, (un año antes de su fundación) el
intercambio entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay fue de 4 100
millones de dólares, y en 2011 alcanzó los 104 900 millones de dólares.
Pese
a estas realidades, una enorme andanada de críticas, provenientes de
políticos y medios de prensa de derecha han tratado de minimizar la
integración venezolana al grupo y hasta denigrar a los mandatarios de la
organización.
Desde
Paraguay se iniciaron las agresiones verbales, encabezadas por el
sustituto de Lugo y actual presidente de facto, Federico Franco quien
dijo, entre otras cosas, que la llegada de Venezuela al MERCOSUR
responde a fines electorales a favor del presidente Hugo Chávez.
Medios
de prensa de Latinoamérica, Europa y Estados Unidos publicaron
titulares como: Venezuela entra al MERCOSUR por la ventana; Chávez y sus
amigos hacen letra muerta de los tratados y protocolos; El Club de
Presidentes, en alevoso acompañamiento, priorizan sus intereses
económicos por sobre la letra de la ley.
Los ataques contrastan
con las declaraciones de los mandatarios del grupo. La argentina
Cristina Fernández de Kirchner destacó que con “Venezuela el MERCOSUR
pasará a ser un actor importante en dos temas fundamentales para el
futuro del planeta: la seguridad energética y la seguridad alimentaria”.
El
uruguayo José Mujica sentenció que “No es que Venezuela entre al
MERCOSUR, es el MERCOSUR que entra en Venezuela, porque es un país de
carácter estratégico en América Latina”.
La brasileña Dilma
Rousseff señaló que con “la adhesión definitiva de Venezuela el
MERCOSUR se convierte en la quinta economía mundial, con un PIB de 3,3
billones de dólares, y se consolida como una potencia en las áreas de
energía y producción de alimentos.
Para Hugo Chávez, ahora
MERCOSUR “es la locomotora más grande que existe para preservar nuestra
independencia” y el proceso energético acelerará el desarrollo integral
de los países del sur”.
Ecuador y Bolivia, hasta ahora asociados,
han solicitado entrar como miembros plenos lo que le daría más fuerza a
la organización.
Aunque
la derecha latinoamericana-estadounidense quiera tapar la realidad, lo
cierto es que la unión de Venezuela fortalecerá las economías de sus
miembros, reforzará la integración regional y las hará más independiente
de la hegemonía que durante décadas ejerció Washington en la región.
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