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lunes, 17 de marzo de 2014

Transpacífico - Un tratado de desigualdad

La organización empresarial Council of the Americas-Americas Society, con sede en Nueva York, agrupa poderosos monopolios económicos como Barrick Gold (minera),
Chevron (petrolera) y Monsanto (agroindustrial) y ha trabajado fuertemente en la conformaciòn del Tratado Transpacífico de Asociación Económica Estratégica

El inhóspito mundo de globalización en que vivimos ha impulsado una vertiginosa guerra económica, en la cual las naciones más poderosas tratan de controlar la mayoría de los mercados del orbe.


Y en esa escalada en la que algunas países parecen no tener reparo, aparece el llamado Tratado Transpacífico de Asociación Económica Estratégica (TPP por sus siglas en inglés) en el que Estados Unidos, se esfuerza para imponer sus directrices y condicionamientos.


Desde la entrada de Washington a las negociaciones en 2009 (el grupo surgió en 2006 con Brunei, Chile, Nueva Zelanda y Singapur), la táctica ha sido celebrar sesiones ultra secretas, aunque hace poco, organizaciones mediáticas como Wikileaks han logrado obtener información sobre los asuntos que se discuten.


Hasta ahora, los integrantes son Estados Unidos, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam, Japón, y la concepción final es la completa liberalización de sus mercados (eliminación de aranceles, barreras comerciales y limitación de regulaciones estatales) para mayor beneficio de las compañías transnacionales.


La organización empresarial Council of the Americas-Americas Society, con sede en Nueva York, agrupa poderosos monopolios económicos como Barrick Gold (minera), Chevron (petrolera) y Monsanto (agroindustrial) y ha trabajado fuertemente en la conformaciòn del TPP.


Según se conoce, de los 30 capítulos que componen el proyecto, tres -de suma importancia y peligrosidad para la soberanía de los pueblos- han sido destapados por Wikileaks: medio ambiente, inversiones y la propiedad intelectual.


Sobre el medioambiente y las inversiones, los Estados no tendrán ningún derecho a cuestionar el accionar de las empresas que se establezcan en sus territorios y se les brindarán facilidades para explotar la flora y la fauna.


Con esto, no podrán imponerles legislaciones estatales para el control de pesticidas, medidas de protección ecológica, seguridad alimentaria ni sanciones fiscales.


Esas disposiciones permitirían a las entidades privadas, tanto nacionales como extranjeras, demandar a los Estados ante tribunales internacionales por el entorpecimiento de sus negocios, supuestos daños a sus intereses por aplicar regulaciones o medidas de protección, y les permitiría recibir millonarias compensaciones de los gobiernos con el consecuente deterioro económico para los países.


Ejemplos sobre este injusto proceder sobran a lo largo de los últimos años, como ha sido el desastre ambiental, ecológico, económico y humano que provocó en la Amazonía ecuatoriana, la antigua compañía Texaco, adquirida por Chevron en 2001.


Después de derramar durante años de indiscriminada explotación, más de 64 340 000 litros de petróleo crudo, además de 68 130 000 litros de aguas de formación, (las que brotan de la tierra con petróleo, contaminadas con hidrocarburos tóxicos), la Chevron, con diferentes artimañas, se ha negado a pagar a los habitantes de esa zona ecuatoriana las indemnizaciones establecidas por varios tribunales.


Esa transnacional estadounidense ni siquiera evaluó el informe realizado en 2009 por la activista norteamericana Kerry Kennedy, quien tras investigar las zonas afectadas reveló: “Bajo el manto de nubes, la selva es una maraña de manchas negras de petróleo, fango purulento y tuberías oxidadas”.


La contaminación afectó a la población, que ha presentado numerosos casos de malformaciones congénitas, cáncer y enfermedades en la piel.


Ahora la Chevron se agenció un juez en la ciudad de Nueva York que ha denegado su culpabilidad y por el momento la ha exonerado de pagar la indemnización solicitada.


Con la aprobación del TPP, las compañías podrán llevar los casos que estimen a tribunales internacionales, los cuales siempre están bajo el control de gobiernos capitalistas y de funcionarios afines con el consabido resultado de ganar cualquier pleito.


Mediante el acápite de la protección de la propiedad intelectual y la ampliación del plazo de vencimiento de patentes, los monopolios farmacéuticos podrán prohibir el acceso a los mercados de otros medicamentos y vacunas que ellos no produzcan.


Por tanto, los estados y las, poblaciones estarán invalidados para adquirir medicamentos genéricos de bajo costo y solo tendrán que comprar los fabricados por esos emporios al precio que decidan.


Con el control sobre la propiedad intelectual también se limitaría el acceso a libros, películas y música, sectores bajo registro de las naciones altamente desarrolladas. Con esas premisas se obliga a los países a reformar las leyes de Derecho de Autor.


En cuanto a internet, se censurarán sus contenidos, sin intervención de jueces que garanticen los derechos ciudadanos; se limitará la libertad de compra por medio ese sistema, se impedirá desbloquear los dispositivos tecnológicos, y se invalidará el acceso por motivos políticos.


En definitiva es una amplia guerra económica para que las naciones más desarrolladas como Estados Unidos o Japón, enfrenten con grandes ventajas economías emergentes como las agrupados en el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y en especial, contra el gigante asiático, que en los últimos años ha logrado un desarrollo relevante que podría poner en dificultad a la hegemonía unipolar estadounidense.


Pero al final, los más afectados serán los pueblos y los miles de millones de personas que no tienen propiedades, ni el poder adquisitivo de los grupos de ricos que dominan la economía mundial. Ante la grave amenaza, las naciones independientes y soberanas deben tener los ojos bien abiertos.

Por: Hedelberto López Blanch
Se publica con autorización del Autor y mediante una licencia de Creative Commons Respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

lunes, 10 de marzo de 2014

Todos los caminos conducen a Irán

A pesar de todas las presiones, sanciones, bloqueos y hasta amenazas de guerra nuclear, las potencias occidentales encabezadas por Estados Unidos y la Unión Europea no han podido derrocar al gobierno de la República Islámica de Irán y ya estan ofreciendo señales en busca de acuerdos comerciales con una de las naciones más poderosas de Oriente Medio y Centro Asia.

Recuerdo que cuando en julio de 2012 visité ese país, con motivo de celebrarse allí un seminario internacional sobre el Movimiento de Países No Alineado, la mayoría de los medios de comunicación capitalistas afirmaban que una debacle económica y política se cernía sobre ese país debido al bloqueo decretado por occidente.

Todo lo contrario, encontré una nación en la cual funcionaban los servicios públicos y productivos, mientras su pueblo impulsaba la fabricación de las más diversas mercancías y equipos.

La nación persa posee una fuerte economía que la ubican en el lugar 17 de mundo con un Producto Interno Bruto estimado en 1 006 540 millones de dólares. Es el tercer exportador de petróleo del orbe. Posee además yacimientos de gas, carbón, cobre, hierro, plomo, manganeso, zinc, azufre.

Ubicada en una estratégica zona del continente asiático y bañada por el Golfo Pérsico, tiene una extensión de 1 648 000 kilómetros cuadrados y limita al noroeste con Turquía, Armenia y Azerbaiyán; Irak al oeste; Turkmenistán al noreste; Afganistán al este; Pakistán al sureste y el Golfo Pérsico al sur.

Irán cuenta con un elevado desarrollo científico-técnico e industrias que producen derivados del petróleo, medios de comunicación, transportes (autos, camiones, ferrocarriles), textiles, alimentos de todo tipo, etcétera.

El desarrollo del país no se detuvo y mientras las naciones occidentales impusieron sanciones, Irán firmó millonarios convenios con China, Pakistán, Venezuela, Kuwait, India, porque además de contar con fuerte capital financiero, posee recursos de suma necesidad para otras naciones: abundante petróleo y gas.

Un solo ejemplo basta: Turquía que importa de Irán el 50 % del petróleo que necesita, padeció amenazas de Estados Unidos para que cortara esos suministros lo cual representaba para ese país un duro golpe a la economía, y por tanto hizo caso omiso a las presiones.

Las sanciones impuestas contra la nación persa no han funcionado en la medida que ansiaban los países occidentales debido a la importancia que para muchos reviste el continuo abastecimiento de crudo.

Ahora las naciones europeas, que acompañaron a Washington en su agresiva política contra Irán, se han dado cuenta que lejos de beneficiarlas, les afectó cortar las relaciones económicas con el país persa y diariamente hombres de negocios y comerciantes arriban a Teherán en busca de nuevos acuerdos.

En una vertiginosa carrera, las avanzadas europeas están arribando continuamente a Teherán para inspeccionar las facilidades de introducirse en ese mercado.

La primera delegación que pisó suelo persa, en diciembre pasado, fue la de Italia, encabezada por la ministra de Asuntos Exteriores, Emma Bonino, quien declaró que Roma estaría "a la cabeza" de la competencia por el mercado iraní.

Le siguió, a mediados de febrero, una misión comercial de Alemania, compuesta por un nutrido grupo de funcionarios públicos y empresarios de los sectores energético, agrícola, telecomunicaciones, acero y construcción.

Antes de concluir ese mes, apareció en visita oficial el viceprimer ministro y canciller de Bélgica, Didier Reynders, acompañado de una extensa delegación de políticos, comerciantes y periodistas.

Para principios de marzo, Holanda anunció el arribo de dos delegaciones, una parlamentaria y otra comercial, y ha recordado que los Países Bajos, son el tercer socio europeo de Teherán, con un intercambio de 1 500 millones de euros al año que espera que esa cifra pronto se multiplique por tres.

Francia, cuyo gobierno de Francois Hollande fue uno de los principales impulsores de imponer sanciones económicas a Irán, envió una extensa delegación comercial integrada por 116 empresarios.

Para no quedarse retrasada en esta ofensiva europea en busca de afianzarse en ese prominente mercado, el ministro de Relaciones Exteriores de España, José Manuel García-Margallo, irrumpirá en Teherán en marzo con una amplia compañía de negociantes.

Se anuncian misiones de varios países asiáticos entre los que se destacan Tailandia, Malasia, Corea del Sur, Indonesia y Filipinas, mientras China que durante el tiempo de crisis mantuvo su intercambio comercial, indicó que lo profundizará en diferentes esferas.

Claro que la nota discordante la sigue dando Estados Unidos cuyo presidente Barack Obama y su secretario de Estado, John Kerry, con advertencias y amenazas, han tratado de contrarrestar la ofensiva europea y asiática.

Obama puntualizó recientemente que "si las empresas están explorando el terreno en Irán, lo hacen bajo su propio riesgo, porque les perseguiremos con todas las de la ley”.

Kerry, telefoneó al ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, para decirle que la visita de los empresarios "no ayuda" a las negociaciones nucleares que mantienen con Teherán.

En un mundo que vive desde hace más de dos décadas en una desaforada globalización capitalista, la realidad es que resulta muy difícil controlar o cercenar las ventajas comerciales y de negocios que ofrece el mercado iraní. Dentro de poco tiempo veremos también correr a los empresarios norteamericanos hacia el mismo objetivo.

Por: Hedelberto López Blanch
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