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viernes, 17 de enero de 2014

Haiti y Cuba: Las dos espuelas de un mismo gallo

Cada año, cada día es una página de la historia personal y de la historia de los pueblos. El 1ero de enero de 1804 la noticia de la proclamación de la independencia de Haití no podía creerse. La plantación con mayor número de esclavos, la severidad y crueldad para mantener el orden y hacer que fuera  la colonia más rica del mundo, rompía los vínculos políticos con Francia, la madre patria. La herejía no quedaría sin castigo.

En 1789 la Revolución Francesa  enarbolaba los bellos principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, precedida por la Declaración de Independencia de los Estados Unidos en 1776  que proclamaba que Todos los hombres nacen iguales y tienen el derecho a la búsqueda de la felicidad, aunque los esclavos no fueron liberados hasta 1865. El pensamiento burgués, incuestionablemente progresista para la época,  sin embargo se refería al hombre blanco con propiedad y no a los blancos pobres, ni al  mundo colonial, ni a los negros y mucho menos a los esclavos fuente de su riqueza. Era necesario salvar la incongruencia y la emergente Antropología se encargó de formular teorías que  desde las ciencias naturales justificara  el crimen de la esclavitud, del racismo y la discriminación,  y para ello los hombres fueron divididos en razas y en consecuencia   enarboló la inferioridad de la raza negra y la superioridad de la raza aria.  Los esclavos eran considerados instrumentos parlantes, el mestizaje comparado despectivamente con el cruce del burro con yegua, del caballo con burra que dan mulos y mulas, animales útiles para trabajar pero estériles, así  nacían la clasificación hasta hoy de mula-tos y mula-tas . Un “haitiano extraordinario” llamó José Martí a Anténor Firmin, quien con un pensamiento propio desde esa misma disciplina desmontó el andamiaje  racista con su libro la  Igualdad de las Razas Humanas, por supuesto condenado al silencio y al olvido. No sorprende entonces la estrecha relación de este gigante con  Martí, Antonio Maceo y posteriormente  con Carlos Aponte, Evaristo Estenoz , líderes del movimiento de los Independientes de Color. Son lazos comunicantes que nos unen para hacernos fuertes. 

Los esclavos haitianos se rebelaron masivamente entre 1791 y 1793 y proclamaron “Libertad o Muerte” y  de una rebelión espontánea surgieron formidables jefes militares y Toussaint  Louverture, ex esclavo, autodidacta, devino en un gran  estratega y estadista y los convirtió en un formidable ejército que  infringió la primera derrota  militar  al poderoso   y mítico Napoleón Bonaparte. La traición, el apresamiento de Toussaint y la condena a muerte por el hambre y el frío en una prisión gala hicieron creer a los colonialistas que ese era el fin de la revolución haitiana. Toussaint , consciente  de la irreversibilidad de la lucha por la libertad, de la pujanza  de la revolución, proclamó que derribando el árbol de la libertad que él representaba, no podrían evitar que las raíces se hicieran más fuerte.  Muy poco fue el tiempo transcurrido entre la muerte de Toussaint y la proclamación de la independencia el 1ero de enero de 1804. La isla de las montañas, recuperó su nombre aborigen: Haití y la negada dignidad  humana. Los esclavos, los negros fueron los protagonistas, los líderes que abolieron la esclavitud y fundaron la primera república negra de la historia  y la primera nación independiente en  América Latina y el Caribe. En palabras del Excelentísimo embajador de Haití en Cuba, Jean Victor  Géneus, (quien además es un acucioso investigador de la historia de su país y autor de un excelente y esclarecedor libro Los aportes de la Revolución Haitiana. Notas sobre la contribución de Haití a la lucha de los pueblos por su liberación) afirma que : “ Con la proclamación de la independencia del nuevo estado, los ex esclavos dieron el primer mazazo al edificio de tres pisos, del racismo, del esclavismo y del colonialismo”.

Un largo y pedregoso camino enfrentando a los poderes imperiales: Francia, España, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos ha tenido que recorrer Haití. Pagar en oro a Francia una avasalladora  indemnización por  la  independencia, junto al bloqueo y  hasta las intervenciones y ocupaciones militares de EU, quedan fuera del análisis de los que  no se explican por qué Haití es el país más pobre de nuestro hemisferio y suponen incapacidad, vicios en los haitianos, para el ejercicio del poder y llevar adelante  un proyecto nacionalista de desarrollo económico, justicia social y democracia. 

El azar se encargó que también el 1ero de enero, pero de 1959 , triunfara la Revolución Cubana bajo el liderazgo de Fidel Castro, el hermano de Toussaint, el otro árbol de la libertad que tanto han tratado de derribar sin lograrlo. La Revolución Cubana ha tenido entre sus fuentes nutricias la savia de la gesta de sus hermanos haitianos y con la misma decisión de “Patria o Muerte” construir la patria martiana “con todos  y para el bien de todos”. Un largo camino también nos une en la celebración; los haitianos 210 años y los cubanos  55. Cuba ha tenido que enfrentar el bloqueo de la potencia más poderosa del mundo con la complicidad  de los mismos poderes imperiales que enfrentaron a Haití. 

A cuatro años del devastador terremoto del 12 de enero del 2010, el Presidente Michel Martelly reafirma su decisión de  llevar adelante no solo la reconstrucción,  sino alcanzar el desarrollo de Haití. El protagonismo en los organismos regionales y en la CELAC demuestra cuán importante  es Haití para  nuestra región. Sin embargo, las promesas de la millonaria ayuda  internacional han sido incumplidas y más de trescientos mil haitianos continúan albergados en campamentos.  Cuba desde su pobreza continúa cooperando en el campo de la salud, donde desde 1998 están presente el personal  médico ofreciendo servicios y  cientos  de jóvenes haitianos se han graduado como médicos y especialista s y continúan accediendo al plan de becas; en la Educación , la pesca, la construcción  y otros rubros se amplía la cooperación. 

En el discurso conmemorativo del 1ero de enero,  el Presidente Raúl Castro  reafirmó la voluntad política, pese a las dificultades que atraviesa  Cuba,  país pobre y bloqueado, de  continuar compartiendo lo que se  tiene con el querido pueblo haitiano y reafirmó “que  nunca Cuba lo abandonará”, porque para Cuba la solidaridad es un deber, es librar  la batalla contra el egoísmo, es  saldar la deuda con África y también porque los históricos vínculos entre Cuba y Haití son indisolubles, son ríos subterráneos inagotables. 

Las dos revoluciones pecadoras por su radicalismo, han desafiado el orden imperial racista, pero cuentan  a su favor este año, con  el reinado de  Yemayá Olokku , que sacará a la superficie las verdades de nuestra Historia común y con Eleggúa que se encargará de ayudar a nuestros pueblos a desbrozar el camino para disfrutar de  la patria soberana, justa socialmente y  próspera, aunque para ello tenga que usar las espuelas como buen gallo de pelea.  

Foto Internet


11 de Enero del 2014.

Escribe: Dra. Gloria M. León Rojas (Historiadora, miembro de la UNEAC, UNHIC y ADHILAC)

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