Dos potentes grupos económicos y, por qué no, políticos, han enfilado sus derroteros con el fin de que este mundo deje de ser unipolar.
Las cumbres del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y la de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) efectuadas en la ciudad rusa de Ufa reunió a la mitad del mundo (por su población, extensión geográfica y Producto Interno Bruto) para coordinar la seguridad, economía y la política a seguir en los próximos años.
La primera decisión del BRICS fue dar luz verde a su Banco de Desarrollo que ayudará a financiar proyectos de infraestructura de los estados miembros y posteriormente apoyar a otros países del mundo.
Los cinco miembros de este mecanismo de integración cuentan con un PIB conjunto de 15 billones 800 000 millones de dólares, un Banco de Desarrollo y un pool de reservas de divisas con un capital total de 200 000 millones de dólares, estos dos últimos con 100 000 millones cada uno.
Otro efectivo paso para librarse de las ataduras del dólar y del euro ha sido que bancos centrales de esos cinco países, acordaron mecanismos para impulsar el uso de las monedas nacionales en sus intercambios comerciales.
Las primeras inversiones del Banco estan previstas para enero de 2016 las cuales serán una verdadera afrenta para el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) que desde la fundación de ambos en 1944 han sido los dueños y señores de las finanzas internacionales, como es sabido, controlados desde Estados Unidos y la Unión Europea.
El presidente ruso, Vladimir Putin aseguró al concluir el cónclave que la nueva entidad financiera mundial costeará grandes proyectos de transporte, energía y de desarrollo industrial.
Putin informó que para no dejar los acuerdos a la deriva y hacerlos efectivos lo antes posible, ya Moscú ha propuesto 50 proyectos e iniciativas a los otros cuatro miembros, entre los cuales se hallan la creación de una asociación, un centro de investigación y una universidad.
Pero el Banco de Desarrollo no se quedará solo para brindar atención y ayuda a sus miembros sino que irá mucho más allá, según las proyecciones, y para el presidente sudafricano Jacob Zuma, ese organismo financiero ayudará al continente africano a desarrollar su infraestructura y representa un importante elemento de cambio en la política global.
Entre los sectores que se beneficiarán de esa cooperación, según Zuma, aparecen la producción de alimentos, generación de energía, industria petroquímica, minería, turismo, energías renovables y nucleares, comercio, transporte, comunicaciones y la formación profesional.
Y lo relevante es que el BRICS está actuando hacia mayores empeños pues los presidentes estiman que el Grupo podría dar pronto una solución a los problemas políticos y económicos del mundo.
Para el presidente chino Xi Jinping, ese mecanismo debe forjar una asociación más estrecha con el aprovechamiento de las ventajas complementarias como recursos y estructura industrial y ampliar el espacio de desarrollo.
Como táctica a seguir, exhortó al bloque a mantener una estrecha coordinación en las principales cuestiones internacionales y dijo que no deben escatimar esfuerzos para promover la prosperidad común de todos los países en desarrollo, especialmente de África.
La otra Cumbre que sesionó casi en forma paralela en Ufa fue la de la OCS, integrada por Rusia, China, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán a la que se sumaron como observadores Irán, India, Pakistán, Mongolia, Afganistán, e invitados de Belarús, Sri Lanka, Azerbaiyán, Siria, Maldivas y Egipto, que también desean adquirir el estatus de observador.
También asistieron como invitados, representantes de las Naciones Unidas, la Asociación de Países del Sudeste Asiático (Asean), la Comunidad de Estados Independientes y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva.
Si dentro de poco tiempo, Pakistán, India e Irán pasan a integrarse como miembros plenos, como han solicitado, la fuerza del OCS unida a la del BRICS, tanto económica como política, será una relevante alternativa (ya prácticamente lo es) al denominado Grupo de los Siete compuesto por Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia.
Paradójicamente, mientras los Siete países occidentales sacaron a Rusia del Grupo (que se había convertido en Ocho) debido a que Moscú defendió la soberanía de Crimea y rechazó el golpe de Estado ocurrido por fuerzas de derecha en Ucrania, ahora esa nación euroasiática aparece con mayor protagonismo en la arena internacional.
Los amplios convenios firmados con China, Irán, Turquía, Brasil, Venezuela, Argentina, por citar algunos, le han abierto un enorme campo para su desarrollo económico y político.
Tanto el BRICS como la OCS se han convertido en una poderosa fuerza económica y financiera para el desarrollo global cuyos frutos se empiezan a recoger, no solo por sus miembros plenos sino también por países menos desarrollados que podrán participar en futuros proyectos.
Los augurios comienzan a hacerse realidad: cada día este mundo en que habitamos se está convirtiendo más multipolar.
Por: Hedelberto López BlanchLas cumbres del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y la de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) efectuadas en la ciudad rusa de Ufa reunió a la mitad del mundo (por su población, extensión geográfica y Producto Interno Bruto) para coordinar la seguridad, economía y la política a seguir en los próximos años.
La primera decisión del BRICS fue dar luz verde a su Banco de Desarrollo que ayudará a financiar proyectos de infraestructura de los estados miembros y posteriormente apoyar a otros países del mundo.
Los cinco miembros de este mecanismo de integración cuentan con un PIB conjunto de 15 billones 800 000 millones de dólares, un Banco de Desarrollo y un pool de reservas de divisas con un capital total de 200 000 millones de dólares, estos dos últimos con 100 000 millones cada uno.
Otro efectivo paso para librarse de las ataduras del dólar y del euro ha sido que bancos centrales de esos cinco países, acordaron mecanismos para impulsar el uso de las monedas nacionales en sus intercambios comerciales.
Las primeras inversiones del Banco estan previstas para enero de 2016 las cuales serán una verdadera afrenta para el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) que desde la fundación de ambos en 1944 han sido los dueños y señores de las finanzas internacionales, como es sabido, controlados desde Estados Unidos y la Unión Europea.
El presidente ruso, Vladimir Putin aseguró al concluir el cónclave que la nueva entidad financiera mundial costeará grandes proyectos de transporte, energía y de desarrollo industrial.
Putin informó que para no dejar los acuerdos a la deriva y hacerlos efectivos lo antes posible, ya Moscú ha propuesto 50 proyectos e iniciativas a los otros cuatro miembros, entre los cuales se hallan la creación de una asociación, un centro de investigación y una universidad.
Pero el Banco de Desarrollo no se quedará solo para brindar atención y ayuda a sus miembros sino que irá mucho más allá, según las proyecciones, y para el presidente sudafricano Jacob Zuma, ese organismo financiero ayudará al continente africano a desarrollar su infraestructura y representa un importante elemento de cambio en la política global.
Entre los sectores que se beneficiarán de esa cooperación, según Zuma, aparecen la producción de alimentos, generación de energía, industria petroquímica, minería, turismo, energías renovables y nucleares, comercio, transporte, comunicaciones y la formación profesional.
Y lo relevante es que el BRICS está actuando hacia mayores empeños pues los presidentes estiman que el Grupo podría dar pronto una solución a los problemas políticos y económicos del mundo.
Para el presidente chino Xi Jinping, ese mecanismo debe forjar una asociación más estrecha con el aprovechamiento de las ventajas complementarias como recursos y estructura industrial y ampliar el espacio de desarrollo.
Como táctica a seguir, exhortó al bloque a mantener una estrecha coordinación en las principales cuestiones internacionales y dijo que no deben escatimar esfuerzos para promover la prosperidad común de todos los países en desarrollo, especialmente de África.
La otra Cumbre que sesionó casi en forma paralela en Ufa fue la de la OCS, integrada por Rusia, China, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán a la que se sumaron como observadores Irán, India, Pakistán, Mongolia, Afganistán, e invitados de Belarús, Sri Lanka, Azerbaiyán, Siria, Maldivas y Egipto, que también desean adquirir el estatus de observador.
También asistieron como invitados, representantes de las Naciones Unidas, la Asociación de Países del Sudeste Asiático (Asean), la Comunidad de Estados Independientes y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva.
Si dentro de poco tiempo, Pakistán, India e Irán pasan a integrarse como miembros plenos, como han solicitado, la fuerza del OCS unida a la del BRICS, tanto económica como política, será una relevante alternativa (ya prácticamente lo es) al denominado Grupo de los Siete compuesto por Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia.
Paradójicamente, mientras los Siete países occidentales sacaron a Rusia del Grupo (que se había convertido en Ocho) debido a que Moscú defendió la soberanía de Crimea y rechazó el golpe de Estado ocurrido por fuerzas de derecha en Ucrania, ahora esa nación euroasiática aparece con mayor protagonismo en la arena internacional.
Los amplios convenios firmados con China, Irán, Turquía, Brasil, Venezuela, Argentina, por citar algunos, le han abierto un enorme campo para su desarrollo económico y político.
Tanto el BRICS como la OCS se han convertido en una poderosa fuerza económica y financiera para el desarrollo global cuyos frutos se empiezan a recoger, no solo por sus miembros plenos sino también por países menos desarrollados que podrán participar en futuros proyectos.
Los augurios comienzan a hacerse realidad: cada día este mundo en que habitamos se está convirtiendo más multipolar.
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