La crisis que atraviesa España desde el 2008 y que se ha profundizado
desde la llegada al poder del derechista Partido Popular (PP) encabezado
por el presidente Mariano Rajoy, afecta a todos los sectores y esferas
de la sociedad sin que se aviste a mediano plazo una solución efectiva
al problema.
En contraposición, las medidas extremas de recortes sociales y
económicos impulsados por la troika (Comisión Europea, Fondo Monetario
Internacional y Banco Europeo) lo que han hecho es profundizar aún más
el conflicto.
En una reciente conversación con un amigo, que me dio pie para este título, me comentaba: recuerdo de un sabrosísimo pero a la vez fuerte trago, que se tomaba en los bares elegantes de La Habana de ayer. Una copa de sidra y una línea de coñac. “España en llamas”, se llamaba ayer. Y así andan hoy las cosas en la España de Rajoy.
Y es que el neoliberalismo aplicado por el gobierno del PP a instancias de la troika, ha provocado en forma abrupta el derrumbe de la economía española, cuyas consecuencias, en muchos casos, serán irreversibles para millones de personas que salen diariamente a las calles para protestar pese a la represión policial.
La administración española tras declarar en reiteradas ocasiones que los millonarios rescates obtenidos de la Unión Europea, destinados a los bancos, ayudarán a paliar la crisis, se ve obligado a contradecirse pues la situación empeora en vez de mejorar.
Recordemos que los rescates de capitales se destinan a los bancos para que estos paguen las deudas que el Estado ha adquirido con otros bancos en países como Alemania, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, lo cual provoca un mayor endeudamiento al adicionarse los nuevos altos impuestos.
Para otorgar esos salvamentos monetarios, la troika obliga a que el país receptor imponga profundas medidas de austeridad en el sector público a la par de que se impulsen las privatizaciones en las empresas y servicios estatales como formula para reducir la crisis.
Claro que esas alquimias no han dado resultado en la mayoría de los casos y el ejemplo más claro fue el de Argentina a finales de la década de 1990 cuando el gobierno derechista de Carlos Ménem después de aplicar recetas neoliberales, provocó el deterioro y estancamiento de la económica, y el país cayó en 2001 en una fuert depresión. El siguiente gobierno de Fernando De la Rúa acabó de endeudar a la naciópn y por último estableció el corralito bancario que impedía extraer dinero de esos centros.
No solo se paralizaron los bancos, sino todo el país, se declaró moratoria de la deuda, se devaluó el peso, creció el hambre, la pobreza y la represión a las amplias manifestaciones populares.
La miseria llegó a la mitad de los hogares, creció la asimetría entre la minoría rica y la mayoría pobre y el desempleo se situó en 27 % de la población económicamente activa.
Qué coincidencia. Resulta que similares noticias aparecen casi a diario en el ámbito nacional español. A sus ejecutivos no les quedó más remedio que reconocer el grave problema que sobrevuela por esa nación ibérica, aunque trataron de calmar a la población con promesas de que en un futuro cercano la situación mejorará.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz y los ministros de Economía, Luís de Guindos y de Hacienda, Cristóbal Montoso, comparecieron a una conferencia de prensa donde reconocieron que en 2013 la economía caerá en 1,3 % y el déficit fiscal alcanzará 6,3 %, pero auguraron sin presentar ningún elemento real que la economía crecerá 0,5 % en 2014 y 0,9 % en 2015.
Los ejecutivos anunciaron un nuevo record que supera al de la crisis griega y al de la Argentina de Ménem: La tasa de paro alcanza al 27,16 % de la población activa lo que es igual a 6 202 700 desempleados en el primer trimestre del año. Pero no obstante, divulgaron un nuevo paquete de medidas.
Siguieron los datos: hay 798 500 ocupados menos que en el primer trimestre de 2012. El desempleo alcanza el 36,8 % en Andalucía, 38,4 % en Ceuta; casi 3,5 millones de personas llevan más de un año buscando empleo y para dar el tiro de gracia, ese flagelo afecta ya al 57,2 % de los jóvenes de hasta 25 años.
El Fondo de naciones Unidas para la Infancia y la Educación (UNICEF) señaló que la pobreza infantil en España llegó al 28 % en 2012, o sea, unos 2 567 000 menores, mientras el número de niños que viven en alta pobreza creció un 0,8 %.
No obstante, con enorme tranquilidad De Guindos aseguró, que "la recuperación de la economía española esta empezando, porque se está dando la vuelta a la situación de crisis”.
Al parecer, con ese objetivo, la vicepresidenta Saenz anunció nuevas vueltas de rosca a la economía con la inclusión de “ocho grandes reformas”, entre las que se encuentran la luz verde a las alabadas leyes de transparencia y reforma local, la subida de impuestos especiales y mantener el alza del IRPF hasta 2015, que se había establecido para 2014.
Bruselas, aunque no se pronunciará sobre las reformas hasta el 29 de mayo, ya indicó por medio de su comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn que estaban satisfechos y alabó el “grado de cumplimiento altísimo de España con las recomendaciones de la UE”.
Mientras esas medidas se cuecen en la Moncloa, las calles y avenidas del país ibérico se llenan de manifestantes como la concentración efectuada en Madrid bajo el nombre de “Asedia el Congreso” en protestas por las políticas sociales y económicas, que se saldó con 30 heridos, 14 de ellos policías.
Pese a las bajísimas temperaturas, miles de barceloneses se reunieron el fin de semana para corear consignas como “No es una crisis, es un atraco”, “Recortar en sanidad es asesinar”, “En la educación, basta de recortes”.
Como para redondear el indetenible malestar general, los militares se manifestaron el sábado 27 de abril bajo el lema “Por un régimen disciplinario digno que no arreste a la libertad de expresión” y exigieron no continuar los recortes de sus sueldos.
Ante todos estos desastres, cabría preguntarse: ¿se darán cuenta Rajoy y su partido que con leyes neoliberales solo se acrecientan los problemas? Mientras, España continúa en llamas.
En una reciente conversación con un amigo, que me dio pie para este título, me comentaba: recuerdo de un sabrosísimo pero a la vez fuerte trago, que se tomaba en los bares elegantes de La Habana de ayer. Una copa de sidra y una línea de coñac. “España en llamas”, se llamaba ayer. Y así andan hoy las cosas en la España de Rajoy.
Y es que el neoliberalismo aplicado por el gobierno del PP a instancias de la troika, ha provocado en forma abrupta el derrumbe de la economía española, cuyas consecuencias, en muchos casos, serán irreversibles para millones de personas que salen diariamente a las calles para protestar pese a la represión policial.
La administración española tras declarar en reiteradas ocasiones que los millonarios rescates obtenidos de la Unión Europea, destinados a los bancos, ayudarán a paliar la crisis, se ve obligado a contradecirse pues la situación empeora en vez de mejorar.
Recordemos que los rescates de capitales se destinan a los bancos para que estos paguen las deudas que el Estado ha adquirido con otros bancos en países como Alemania, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, lo cual provoca un mayor endeudamiento al adicionarse los nuevos altos impuestos.
Para otorgar esos salvamentos monetarios, la troika obliga a que el país receptor imponga profundas medidas de austeridad en el sector público a la par de que se impulsen las privatizaciones en las empresas y servicios estatales como formula para reducir la crisis.
Claro que esas alquimias no han dado resultado en la mayoría de los casos y el ejemplo más claro fue el de Argentina a finales de la década de 1990 cuando el gobierno derechista de Carlos Ménem después de aplicar recetas neoliberales, provocó el deterioro y estancamiento de la económica, y el país cayó en 2001 en una fuert depresión. El siguiente gobierno de Fernando De la Rúa acabó de endeudar a la naciópn y por último estableció el corralito bancario que impedía extraer dinero de esos centros.
No solo se paralizaron los bancos, sino todo el país, se declaró moratoria de la deuda, se devaluó el peso, creció el hambre, la pobreza y la represión a las amplias manifestaciones populares.
La miseria llegó a la mitad de los hogares, creció la asimetría entre la minoría rica y la mayoría pobre y el desempleo se situó en 27 % de la población económicamente activa.
Qué coincidencia. Resulta que similares noticias aparecen casi a diario en el ámbito nacional español. A sus ejecutivos no les quedó más remedio que reconocer el grave problema que sobrevuela por esa nación ibérica, aunque trataron de calmar a la población con promesas de que en un futuro cercano la situación mejorará.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz y los ministros de Economía, Luís de Guindos y de Hacienda, Cristóbal Montoso, comparecieron a una conferencia de prensa donde reconocieron que en 2013 la economía caerá en 1,3 % y el déficit fiscal alcanzará 6,3 %, pero auguraron sin presentar ningún elemento real que la economía crecerá 0,5 % en 2014 y 0,9 % en 2015.
Los ejecutivos anunciaron un nuevo record que supera al de la crisis griega y al de la Argentina de Ménem: La tasa de paro alcanza al 27,16 % de la población activa lo que es igual a 6 202 700 desempleados en el primer trimestre del año. Pero no obstante, divulgaron un nuevo paquete de medidas.
Siguieron los datos: hay 798 500 ocupados menos que en el primer trimestre de 2012. El desempleo alcanza el 36,8 % en Andalucía, 38,4 % en Ceuta; casi 3,5 millones de personas llevan más de un año buscando empleo y para dar el tiro de gracia, ese flagelo afecta ya al 57,2 % de los jóvenes de hasta 25 años.
El Fondo de naciones Unidas para la Infancia y la Educación (UNICEF) señaló que la pobreza infantil en España llegó al 28 % en 2012, o sea, unos 2 567 000 menores, mientras el número de niños que viven en alta pobreza creció un 0,8 %.
No obstante, con enorme tranquilidad De Guindos aseguró, que "la recuperación de la economía española esta empezando, porque se está dando la vuelta a la situación de crisis”.
Al parecer, con ese objetivo, la vicepresidenta Saenz anunció nuevas vueltas de rosca a la economía con la inclusión de “ocho grandes reformas”, entre las que se encuentran la luz verde a las alabadas leyes de transparencia y reforma local, la subida de impuestos especiales y mantener el alza del IRPF hasta 2015, que se había establecido para 2014.
Bruselas, aunque no se pronunciará sobre las reformas hasta el 29 de mayo, ya indicó por medio de su comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn que estaban satisfechos y alabó el “grado de cumplimiento altísimo de España con las recomendaciones de la UE”.
Mientras esas medidas se cuecen en la Moncloa, las calles y avenidas del país ibérico se llenan de manifestantes como la concentración efectuada en Madrid bajo el nombre de “Asedia el Congreso” en protestas por las políticas sociales y económicas, que se saldó con 30 heridos, 14 de ellos policías.
Pese a las bajísimas temperaturas, miles de barceloneses se reunieron el fin de semana para corear consignas como “No es una crisis, es un atraco”, “Recortar en sanidad es asesinar”, “En la educación, basta de recortes”.
Como para redondear el indetenible malestar general, los militares se manifestaron el sábado 27 de abril bajo el lema “Por un régimen disciplinario digno que no arreste a la libertad de expresión” y exigieron no continuar los recortes de sus sueldos.
Ante todos estos desastres, cabría preguntarse: ¿se darán cuenta Rajoy y su partido que con leyes neoliberales solo se acrecientan los problemas? Mientras, España continúa en llamas.
Por: Hedelberto López Blanch
Se publica con autorizacion del Autor y mediante una licencia de Creative Commons Respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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