El Grupo BRICS esta dando pasos, lentos pero al parecer seguros, con el objetivo de cambiar las reglas de juego del sistema financiero mundial y en ese sentido formó su propio banco y se encamina a fundar una agencia de calificación que funcionaría como una alternativa a las poderosas agencias controladas por Estados Unidos.
El primer adelanto se realizó en agosto de 2013, cuando sus integrantes (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) durante una reunión en San Petersburgo, signaron los acuerdos para concretar el Banco de Desarrollo y las Reservas de Divisas del grupo, como forma de alejarse de los empréstitos que otorgan el FMI y el Banco Mundial.
El Banco, que ofrecerá empréstitos a partir de 2016, se inició con un capital autorizado de 100 000 millones de dólares, y un capital suscrito de 50 000 millones, compartido por igual entre los fundadores, y dos sedes: una en Shanghai, y otra en Sudáfrica.
También formalizaron el Fondo de Reservas de Divisas (anticrisis) con 100 000 millones de dólares cuyas cuotas se distribuyeron equitativamente según el poder económico de sus miembros: Rusia, India y Brasil proporcionaron 18 000 millones de dólares cada uno, Sudáfrica 5 000 millones de dólares y China 41 000 millones de dólares.
Ahora, según declaró el embajador en misión especial del Ministerio del Exterior ruso, Vadim Lúkov, los expertos del BRICS están discutiendo la formación de una agencia de calificación propia que rompería con la hegemonía en ese servicio, mantenida desde hace décadas por Washington.
Resulta que las tres principales agencias financieras calificadoras, Standard & Poor´s (S&P), Moody´s y Fitch, están controladas por Estados Unidos y poseen el 90 % del mercado. Entre ellas comparten el sistema de medición, en muchas ocasiones con marcadas intenciones políticas, contra países con sistemas que no son del agrado de Washington.
Las evaluaciones establecidas por esos centros, basándose en la fortaleza o debilidad de las economías de los países, pueden ser desde Triple AAA, pasando por los distintos niveles A, de B, hasta una sola C. A los que, por ejemplo, les otorguen categorías de CCC, CC o C, les será difícil recibir empréstitos o que alguna identidad compre sus deudas.
Conozcamos algunos datos sobre estas poderosas compañías.
La Standard & Poor´s fue creada en 1860. Entre sus grandes deslices aparece que calificó con triple A, a los bancos islandeses y a los paquetes de hipotecas subprime o basura, poco antes de que estos quebraran. S&P ganó en los nueve primeros meses de 2011, en plena crisis económica mundial, más de 460 millones de euros, un 2,6 % más respecto al mismo periodo del año anterior. Su sede central se encuentra en la calle Water, en Manhattan, a escasos metros de Wall Street, y es 100 % propiedad de la editora estadounidense McGraw Hill.
La Moody's se fundó en 1909 y se dedica a la investigación financiera a nivel internacional. Califica la solvencia de los organismos, empresas, bancos y Gobierno que necesiten evaluar su deuda pública. La agencia neoyorkina evalúa al 40% del mercado mundial. El multimillonario Warren Buffet es uno de sus propietarios. Esta calificadora ha sido acusada de especular con los mercados y de atacar a economías latinoamericanas y europeas. Sus ingresos en 2013 superaron los 1 800 millones de euros. Tiene la sede en el 250 de la calle Greenwich, en uno de los complejos del World Trade Center, Manhattan.
La Fitch, que vio la luz en 1913 de la mano de John Knowles es consultora y agencia internacional de calificación crediticia con sede en Nueva York y Londres. Sus ingresos superaron los 1 000 millones de euros el pasado año y tiene a su cargo más de 2 000 empleados aunque cubre menor parte de mercado que S&P y Moody´s.
¿Cuál es el intríngulis?
Resulta que las transnacionales financieras se guían por los informes de esas tres instituciones (conocidas también como la “santísima trinidad”) cuando van a realizar una inversión en el sector privado o en un país.
Además de las transnacionales, existen otras importantes instituciones que solo invierten tras oír las evaluaciones de esas agencias.
De esa forma, si se rebaja la categoría económica de una nación determinada, el capital no fluye hacia ese lugar pues los inversores tienen miedo de arriesgarse a comprar deudas que no puedan ser devueltas en un plazo fijado o deban venderla después porque no posean buenas garantías.
Si la “santísima trinidad” rebaja la nota de alguna compañía o país, estos deberán pagar más intereses a los que osen poner dinero en sus bonos y consecuentemente, aumentarán sus deudas.
Esa ha sido la espada de Damocles, a todas luces con muy mala intención, impuesta recientemente por las citadas agencias calificadoras contra Rusia y Venezuela, dos Estados y Gobiernos que no son del agrado de Washington.
Tras las arbitrarias sanciones que Estados Unidos y la Unión Europea impusieron hace unos meses a Moscú, las tres agencias, Fitch, Moody's y Standard & Poors se unieron a esas medidas y rebajaron este año la calificación crediticia de Rusia de BBB- a BB+, con lo cual tratan de cercar económica y financieramente a esa nación.
Con Venezuela se ensañaron al llevar la calificación a CCC, una de las más bajas del mundo por lo que el presidente Nicolás Maduro denunció que “tenemos un bloqueo financiero para impedirnos acceder a financiamientos que necesitamos con objetivo de superar parte de la merma del ingreso petrolero”.
Maduro precisó que las empresas encargadas de calificar el Riesgo País han posicionado a Venezuela entre los más altos niveles, "incluso por encima de países que están en guerra o que sufren los embates del ébola", acción que atribuyó a razones políticas.
Al mismo tiempo, las agencias declararon perspectivas macroeconómicas "negativas para el año 2015" a los países miembros del Mercosur, integrado por Argentina, Paraguay, Venezuela, Uruguay y Brasil.
Estos son los motivos por lo que el BRICS se plantea tener una agencia de calificación pues como explicó Vadim Lúkov, “después de los acontecimientos, vinculados con las estimaciones de las tres grandes agencias de Estados Unidos, los cálculos politizados y las evaluaciones deliberadamente preconcebidas del desarrollo económico ruso, la cuestión de crear esa agencia es cada vez más actual”
Según el experto, aunque el proyecto se desarrollará paso a paso, en una primera etapa comprenderá las negociaciones entre la agencia china de calificación Dagong y las asociaciones financieras rusas interesadas.
Aunque aun en ciernes, la proyectada agencia calificadora de los BRICS será una desafiante contrapartida a los poderes hegemónicos fiscales controlados durante largas décadas por Estados Unidos mediante Moody´s, S&P y Fitch.
Por: Hedelberto López Blanch
Se publica con autorización del Autor y mediante una licencia de Creative Commons Respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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