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viernes, 27 de febrero de 2015

Las transnacionales y el PBI

Durante largos años y mediante amplia propaganda de los medios de comunicación occidentales dominados por el gran capital, se creó la imagen de que las inversiones de compañías transnacionales eran de enorme beneficio para los países y pueblos de América Latina y el Caribe.

Otro mito era que el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) en esos países estaba directamente relacionado con la satisfacción de las necesidades de los pueblos.

Pero en realidad, las políticas neoliberales impuestas en las últimas décadas en la región, que permitieron amplias dádivas, facilidades y un descontrol total de los gobiernos sobre esas compañías, abrieron las puertas para el saqueo de sus riquezas.

Innegablemente que las inversiones extranjeras son necesarias para el desarrollo pero deben realizarse con estricto control y sin permitir convenios leoninos en contra de la mayoría de la población.

Un informe de Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), señaló que los beneficios que esas empresas obtuvieron de sus operaciones en la región se multiplicaron por cinco y pasaron de 20 425 millones en 2002 a 113 067 millones en 2011.

De ese año hasta el 2014, las ganancias y extracción de capitales por las transnacionales aumentaron en algunos países de la región como México, Colombia y Perú gobiernos que continúan adoptando amplias políticas neoliberales, pero disminuyeron en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Argentina o Brasil que ejercieron mayores controles sobre sus riquezas nacionales.

La Cepal indica que esas empresas envían a sus casas matrices una proporción de sus utilidades superior (55 %) a la que reinvierten en los países de la región donde fueron generadas (45 %). Varias Organizaciones No Gubernamentales aseguran que extraen de los países hasta el 70 % de las ganancias y solo dejan unas migajas a los gobiernos.

El crecimiento tan marcado de estas utilidades, asegura el organismo regional, tiende a neutralizar el efecto positivo que produce el ingreso de la inversión extranjera directa sobre la balanza de pagos.

Recordemos que esa situación ha sido posible debido al control que a partir del siglo XX ejerció Estados Unidos sobre América Latina, a la cual le impuso gobiernos dóciles que otorgaban (algunos aún lo hacen), enormes territorios, exenciones tributarias, facilidades para las explotaciones mineras, de agua, de biodiversidad, a la par que se profundizaban las afectaciones al medio ambiente, la salud de los pobladores y se desprotegía a la fuerza laboral.

Solo en la década de 1990 y 2000 se deforestaron 467 000 kilómetros cuadrados en América Latina para destinarlos a la agroindustria, explotaciones mineras, plantas de celulosa o hidroeléctricas entre otras, y ya en 2005 la deforestación de la Amazonia brasileña era de unos 680 000 kilómetros cuadrados.

Numerosos han sido los desastres provocados al medio ambiente por las transnacionales y entre los países y las poblaciones que más lo han sufrido aparecen Guatemala, Honduras, Perú, Colombia, Bolivia, Ecuador y Brasil.

En el caso de estos dos últimos países, la estadounidense Chevron, ocasionó enormes desastres ecológicos por el derrame indiscriminado de petróleo y materiales contaminantes, y con la ayuda de tribunales internacionales controlados por el gran capital, la compañía se niegan a resarcir los daños.

Y es que cuando un país reclama compensación por las afectaciones, suspende permisos de exploración o explotación a las empresas mineras, estas acuden a tribunales internacionales donde son exoneradas o premiadas con millonarias multas que les imponen a los países demandados.

El especialista Manuel Pérez Rocha, coordinador de la No Gubernamental Red para la Justicia en la Inversión Global de Washington, señaló que acudir a tribunales como el Centro de Disputas Relativas a Inversiones (Ciadi), del Banco Mundial, “es un negocio redondo, porque finalmente las compañías sacan el dinero que ni siquiera llegaron a invertir”.

En cuanto al PBI, en muchas naciones su aumento no esta directamente relacionado con la satisfacción de las necesidades sociales de los habitantes los cuales padecen altos índices de pobreza y desprotección.
Claro que en eso influyen varios factores como son las políticas socio-económicas que esgrimen los diferentes Estados y gobiernos, la desigual distribución de las riquezas y la abundante extracción de ganancias por parte de las transnacionales.

El PBI se mide por el valor total de la producción corriente de bienes y servicios finales dentro del territorio nacional durante un período de tiempo determinado, que generalmente abarca un trimestre o un año y se calcula según el precio de los factores o el precio de mercado.

Al calcular su crecimiento por el accionar de la producción de bienes y servicios, no se mide la satisfacción de las necesidades de la población, el nivel de bienestar ni la extracción de capitales que abandonan el país por medio de las compañías foráneas sin que sean reinvertidos nuevamente en la economía.

Solo dos ejemplos resultan esclarecedores. Perú ha crecido un 6 % en los últimos 10 años mientras el 10 % de la población adinerada es 50 veces más rica que el 20 % más pobre; cerca del 60 % de sus habitantes están catalogados como pobres; el 40 % carece de acceso al agua potable y el 70 % a los servicios sanitarios; uno de cada tres niños sufre desnutrición.

Otro caso es México que con crecimiento promedio de 3 % en la década pasada, más del 50 % de sus habitantes (58 millones) se hallan en estado de pobreza, sin poder acceder a los indispensables servicios sociales.

Esto ocurre mientras compañías transnacionales como Exxon, Chevron, Schlumberger, Halliburton, Petroleum Corp, Velvet Energy LTD y TLP Energy, extraen sus reservas petroleras e incrementan sus capitales.

Con estos pocos datos podemos analizar cuáles son los riesgos y los supuestos beneficios que ofrece el accionar de las transnacionales a los pueblos latinoamericanos.

Por: Hedelberto López Blanch
Se publica con autorización del Autor y mediante una licencia de Creative Commons Respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

martes, 24 de febrero de 2015

Unión Europea contra Rusia ¿Sanciones en vez de soluciones?

La Unión Europea vuelve a caldear la situación contra Rusia, al imponerle nuevas sanciones económicas en un vano intento por tratar de debilitar a ese país como le ha exigido su principal aliado Estados Unidos.
La directiva punitiva aumenta la lista de empresas y ciudadanos rusos bajo la excusa del apoyo que brindan a la unificación de Crimea con Rusia y a la supuesta ayuda que le brindan a las fuerzas separatistas del este ucraniano.

La relación incluye a nueve entidades y a 19 personas, entre las que aparecen el viceministro de Defensa, Anatoli Antónov, el primer viceministro de Defensa, Arkadi Bajin, el subjefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas, Andréi Kartapólov, y los diputados Iósif Kobzón y Valeri Rashkin. Todos tendrán prohibida la entrada a la UE y se les congelará, si lo tuvieran, sus activos.

La nueva vuelta a la tuerca ocurre cuando recientemente se acaba de firmar un acuerdo entre líderes europeos, en la ciudad de Minsk, para tratar de llevar la paz a Ucrania, con lo cual la UE contradice la decisión de alcanzar una solución al conflicto.

Como se conoce, Estados Unidos y la Unión Europea han impuesto varios paquetes de medidas contra Moscú debido a que no se dejó arrebatar la estratégica península de Crimea después de que Washington diseñó y ayudó a derrocar al gobierno ucraniano de Víctor Yanukovich y en su lugar instaló un régimen ultraderechista con el objetivo de cerrar el cerco fronterizo al gigante euroasiático.
Numerosos analistas destacan la presión que ha ejercido Estados Unidos desde los primeros momentos con el fin de que Bruselas se lance en una fuerte ofensiva contra Moscú y debilitar económicamente a ese país.
Hace unos días y ante la reticencia de la mayoría de los 28 países de la Unión de continuar imponiendo sanciones, el vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, calificó de "inoportunas e indignantes" las quejas de algunas naciones referente a que las sanciones a Rusia les salen “caras”.

En declaraciones que difundió la página alemana Spiegel Online, Biden dijo que "ahora es un momento en que Estados Unidos y Europa deben estar muy unidos", lo que se interpretó como una advertencia a los gobiernos europeos que no querían continuar esa política.
Lo discordante de estas últimas medidas es que hasta ahora también han resultado un boomerang para la Unión Europea debido a la relevancia que tienen las relaciones comerciales y el mercado ruso para varias de sus naciones.

Esa realidad la corroboró el ministro de Exteriores español, José Manuel García Margallo, quien aseguró que la Unión Europea ha perdido 21 000 millones de euros por las sanciones aprobadas contra Rusia.

En declaraciones a medios de comunicación en Bruselas, antes de las recientes disposiciones punitivas, Margallo dijo "estamos en una situación extraordinariamente grave, y la adopción de nuevas medidas tendría un severísimo coste para todo el mundo"
Datos de la Comisión Europea, indican que las exportaciones europeas al mercado ruso en 2013 correspondiente a productos agrícolas y alimentarios vetados por Rusia alcanzó los 5 252 millones de euros. Rusia adquiría de ese mercado el 30 % de las exportaciones de frutas y el 24 % de sus hortalizas.
Según la agencia Europa Press entre los más afectados en el año 2014 se hallan, Lituania que perdió 927 millones de euros al dejar de importar quesos, requesón, carne, pienso, bebidas, patatas, judías enlatadas, pescado y cerdo; Polonia dejó de recibir 841 millones por sus ventas de frutas y verduras.
Para Alemania la cifra alcanzó 595 millones de euros, solo por carne y lácteos, sin contar el cese de exportaciones tecnológicas, maquinarias, vehículos y bienes de consumo. Los Países Bajos que enviaban a Rusia huevos, lácteos, cereales y animales vivos, dejó de ingresar 528 millones.
Por su parte, Dinamarca elevó sus perjuicios a 377 millones al no poder enviar lácteos, huevos, miel, carne, pescado y marisco; España no pudo exportar hacia Moscú, frutas, carne congelada, pescados, aceitunas y aceite de oliva por lo cual dejó de percibir 338 millones de euros.
En cuanto a los países bálticos, y por una larga relación comercial que se extiende desde la existencia de la antigua Unión Soviética, Rusia significa uno de los principales mercados para sus productos pues la actividad económica esta conectada principalmente con este país. Lo mismo le ocurre a Rumania y Bulgaria.

Dentro de la dirección política de la Unión Europea hay nerviosismo pues se han dado cuenta de que un colapso en Rusia plantearía enormes riesgos políticos, económicos y de seguridad para todos sus países.

Resuelta innegable que todos los paquetes punitivos acordados dificultan el desarrollo económico de Rusia pues ya han causado la salida de capitales, disminución de las inversiones, impiden a sus bancos tener acceso a créditos foráneos, pero a la par, le ha permitido a Moscú hallar nuevos mercados e impulsar sus producciones internas.

En el último año, Moscú estrechó las alianzas comerciales y se expandió hacia otros mercados importantes como China, Irán, India, Egipto, Turquía, Sudáfrica y países de América Latina.
El potencial energético, militar e industrial de Rusia, que esta situada en una ventajosa zona geográfica entre Asia y Europa, también beneficia a esa nación que ya ha enfilado el camino (con ayuda de China y otras naciones) hacia las regiones de su Lejano Oriente, abundante en recursos energéticos.
Lo real es que estas últimas presiones económicas enrarecen los acuerdos alcanzados en Minsk para tratar de llegar a una paz duradera en el este Ucraniano con posibles consecuencias negativas para toda la región.

Por: Hedelberto López Blanch
Se publica con autorización del Autor y mediante una licencia de Creative Commons Respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

jueves, 12 de febrero de 2015

Huracanes económicos contra Venezuela

Se puede afirmar que después de Cuba, que ha resistido 56 años, no hay ninguna otra nación de América Latina que haya sufrido y resistido una guerra económica, política y mediática tan violenta como la que le han impuesto a Venezuela.

El ataque contra la Revolución Bolivariana por parte de la oligarquía criolla bajo la dirección y el apoyo de Estados Unidos se ha dirigido hacia todos los sectores de la economía con la participación de los medios de comunicación de la derecha encargada de inventar y divulgar constantes campañas difamatorias.

Desde que en 1999 el presidente Hugo Chávez llegó al poder, no ha pasado ni un solo momento en que las fuerzas de derecha conspiren para tratar de derrocar al gobierno (encabezado a partir de abril de 2013 por Nicolás Maduro) pese al apoyo mayoritario del pueblo al sistema boliviariano.

Venezuela se ha convertido en el punto de mira de la política estadounidense para intentar doblegar la resistencia que ha surgido por toda América Latina contra las políticas hegemónicas que las distintas administraciones norteamericanas han mantenido sobre la región desde hace más de un siglo.

Chávez y Maduro, con políticas nacionalistas en beneficio del pueblo, han logrado junto a Cuba (que durante 56 años ha ofrecido un ejemplo de resistencia, independencia soberana y de ayuda solidaria desinteresada) levantar a los pueblos de la región que están dando la batalla por la verdadera independencia que soñaron Bolívar, O¨Higgins, San Martín, Martí.

La desesperación de la Casa Blanca se incrementa al poseer Venezuela la mayor reserva de petróleo en el mundo; haber recuperado esa fuente de riqueza que antes era extraída por las transnacionales y llevada principalmente hacia Estados Unidos; impulsar con esos dividendos numerosos programas sociales que han bajado abruptamente la pobreza en el país, y a la par ofrecer a la población educación, salud y otros servicios gratuitos.

Contra Caracas se han utilizado las más disímiles acciones que van desde impulsar la oposición derechista interna, el fallido golpe de Estado y el intento de colapsar la producción petrolera, hasta las acusaciones sobre supuesta violación de los derechos humanos o de falta de democracia.

En sus planes, la Casa Blanca acusa a Venezuela de ser un país “terrorista”, participar en el “narcotráfico”, apoyar a las guerrillas colombianas y de todo cuanto pueda tratar de desprestigiar internacionalmente al gobierno bolivariano.

Con motivos de crear un malestar general dentro de la población, las fuerzas de derecha en concordancia con empresarios privados y contrabandistas pagados, han lanzado desde hace meses una fuerte ofensiva para crear desabastecimiento de alimentos y productos de primera necesidad dentro del país, pese a las grandes sumas de dinero que el gobierno dedica a la compra de mercancías.

El contrabando de alimentos y derivados del petróleo venezolano hacia Colombia se acrecentó con la actuación de mafias que las sacaban por los disímiles pasos existentes a lo largo de la frontera. El gobierno lanzó una fuerte ofensiva y muchas de esas acciones fueron controladas.

Ahora el desabastecimiento de productos se realiza por empresas distribuidoras privadas que los acaparan en grandes cantidades para crear malestar en la población.

En línea directa con esa política desestabilizadora, en diciembre de 2014, Estados Unidos decretó medidas económico-financieras contra la República Bolivariana, y a principios de febrero de este año impuso otras para ir cerrando el cerco económico contra el gobierno de Maduro.

La justificación de Washington fue la presuntamente violación de los derechos humanos por parte de Caracas durante las protestas violentas registradas en el país en el primer semestre de 2014. Estas fueron convocadas por la oposición nacional dejando un saldo de 43 fallecidos y más de 800 lesionados y según denuncias del gobierno, los sectores ultraderechistas que las protagonizaron recibieron financiamiento por parte del Departamento de Estado norteamericano.

Resulta completamente contraproducente que Estados Unidos, luego de comprender que su política de sanciones y bloqueo llevada a cabo contra Cuba durante más de 50 años, ahora emprenda nuevas sanciones económicas contra Rusia y Venezuela simplemente porque esos países no aceptan las presiones y la política de Washington.

Ante estas acciones desestabilizadoras, las organizaciones progresistas recién surgidas en la región como Unasur y Celac, y otras internacionales como la de los Países No Alineados han dado pleno apoyo a la Revolución bolivariana.

Recientemente, Maduro proporcionó al secretario general de Unasur, Ernesto Samper "datos e información, alguna muy confidencial" de "elementos muy preocupantes" y pronunciamientos de portavoces del Pentágono y del vicepresidente de la nación norteña, Joseph Biden, relacionadas con el decursar de la Revolución Bolivariana.

En este contexto, se conoció que el Strategic Studies Institute, (SSI), un órgano del Pentágono, indicó que Venezuela ocupa un lugar central en el control estratégico de América del Sur y la parte sur del Caribe. El petróleo, su ubicación geográfica privilegiada, sus recursos humanos y físicos, y su posición equidistante de las potencias transatlánticas, han convertido a Venezuela en un eje trascendental de la política exterior de Estados Unidos.

Una reciente encuesta realizada por la firma privada Hinterlaces señaló que el 84 por ciento de los venezolanos responsabiliza al empresariado local de la situación de acaparamiento, especulación y contrabando impuesta al país y considera que el Gobierno debe poner mano dura contra los culpables de la crisis generada por la guerra económica impuesta por la extrema derecha.

Lo que no pueden aceptar la oligarquía nacional y el gobierno estadounidense es que Venezuela forme parte de los nuevos cambios progresistas que han tenido lugar en América Latina, que ya ha dejado de ser el patrio trasero de Washington.

Por: Hedelberto López Blanch
Se publica con autorización del Autor y mediante una licencia de Creative Commons Respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

martes, 10 de febrero de 2015

Un tic tac para España

Tras la victoria electoral en Grecia del Partido Syriza ahora el tic tac de los cambios se ha iniciado para el Partido Popular (PP) de España, anunció en una multitudinaria manifestación el líder el Partido Podemos, Pablo Iglesias.

Hacía muchos años que en esa nación ibérica, un partido no reunía a tantas personas como lo hizo Podemos el pasado 29 de enero cuando más de 300 000 personas salieron a las calles para manifestar su malestar con las políticas neoliberales impuestas por los anteriores gobiernos del Partido Socialista Español (PSOE) y el Partido Popular (PP).

Las centenares de personas que participaron en las marchas, se reunieron en la atestada Plaza del Sol para oír al líder de Podemos, Pablo iglesias, quien en un discurso interrumpido varias veces por gritos de Sí Se Puede, aseguró que 2015 es el año en que el viento que comenzó a soplar en Grecia llegará a España.

Los habitantes europeos ya no pueden vivir asfixiados por las políticas de austeridad y privacidad, impuestas a instancias de la Troika (Comisión Europea, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo) que han desmontado el sistema social y llevado a la pobreza, la desilusión y la incertidumbre a millones de personas.

La vieja Europa esta cambiando pues los habitantes de los países que han sufrido las consecuencias de las medidas neoliberales, las cuales dieron más poder a los ricos y, en contraste, han llevado a la miseria a millones de personas, han comprendido que se debe reajustar el sistema.

El caso más reciente fue Grecia con la victoria el pasado 25 de enero del Partido Syriza encabezado por Alexis Tsipras, que en muy poco tiempo en la arena política, logró derrotar a los tradicionales partidos que durante años se repartieron el poder.

Según el premio Nobel de Economía de 2001, Joseph Stiglitz, las crisis que sufren actualmente algunos países europeos son las consecuencias de unas políticas erróneas de la Unión Europea que benefician a los grandes capitales y a un solo miembro: Alemania. La medicina que recetaron a Grecia fue en realidad un veneno, provocó un aumento de la deuda y un descenso del crecimiento, argumentó Stiglitz.

Los datos son elocuentes para comprender lo ocurrido en el país helénico: El desempleo afecta al 27 % de la población activa y entre los jóvenes llega al 52 %; la deuda sobrepasa el 170 % del Producto Interno Bruto; el costo de la vivienda y de la educación se han convertido en un lujo y 3 000 000 de personas han sido excluidos de la sanidad pública.

Los rescates que recibe Grecia, al igual que los otorgados a Portugal, Irlanda y España, se destinan a los bancos privados para que estos paguen las deudas que el Estado ha adquirido con otros bancos de países como Alemania, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, lo que provoca a la vez un mayor endeudamiento al adicionarse los altos impuestos acordados.

Es un gran negocio en el que los ricos siguen obteniendo dinero como usureros, pues solo el Grecia el 70% de los empréstitos obtenidos fue destinado a pagar intereses de la deuda.

Las primeras medidas acordadas por el gobierno de Tsipras fue paralizar todo proyecto de privatización de puertos, aeropuertos y terminales eléctricas; la restauración del salario mínimo en 751 euros, y la readmisión de todos los funcionarios públicos, cuyos despidos hayan sido declarados inconstitucionales o improcedentes.

Como se comprenderá, la Troika, los magnates de la Unión Europea y la Alemania de Angela Merkel no están de acuerdo con las decisiones tomadas y harán todo lo posible por obstruir las acciones que lleve adelante ese gobierno.

En el caso de España, Podemos en una carrera vertiginosa se dio a conocer el pasado mayo durante las elecciones al Parlamento Europeo, cuando obtuvo 1,2 millones de votos y cinco eurodiputados, entre ellos el profesor universitario, Iglesias. Ahora las encuestas lo sitúan con posibilidades de ganar las próximas elecciones municipales y regionales en marzo en Andalucía, Madrid en mayo, y a finales de año las legislativas a nivel nacional.

En la multitudinaria concentración, Iglesias significó que ese acto no tuvo como objetivo protestar ni reclamar, sino iniciar el camino hacia un país sin sueldos de miseria, con viviendas, vacunado contra la exclusión y la pobreza, con pensiones garantizadas y soberanía alimentaria y energética.

En el país ibérico, el desempleo afecta al 24 % de la población; el sector bancario esta altamente endeudado y casi todas las entidades han solicitado abultados rescates; uno de cada cuatro españoles se encuentra en riesgo de pobreza o de exclusión social.

Entre los jóvenes menores de 25 años las condiciones se agudizan pues el 52,2 % no halla trabajo para tratar de resolver sus necesidades. España esta más endeudada tras recibir varios millonarios empréstitos con los que el gobierno neoliberal ha tratado de salvar a los bancos pero no a los ciudadanos.

En esas circunstancias, el líder de Podemos prometió ante sus seguidores, poner fin al fraude fiscal y establecer una economía que potencie las pequeñas y medianas empresas, una industria innovadora, economía verde y un modelo energético sin despilfarro.

Necesitamos un rescate ciudadano, recursos para los vulnerables y la reestructuración de la deuda pues está en juego la democracia frente al totalitarismo financiero, dijo Iglesias quien abogó por una Europa de los ciudadanos y no de mercaderes ni bancos.

Los habitantes del viejo continente se cansan de que los políticos tradicionales, en su mayoría millonarios, continúen enriqueciéndose aún más a expensa de las grandes mayorías y esa es la razón del surgimiento de Podemos.

Foto Internet
 

Por: Hedelberto López Blanch
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